Campeche, 9 de agosto de 2025.- Ubicada en el corazón de la selva campechana, Xpujil parece, a simple vista, un pueblo de paso. Pero bajo su suelo y en sus alrededores se oculta un pasado que apenas ha comenzado a revelarse.
Su nombre proviene de una planta silvestre parecida a una “cola de gato”, abundante cerca de una antigua aguada que dio origen al asentamiento.
Lo que pocos saben es que Xpujil fue una ciudad maya con arquitectura única, albergando estructuras como el Edificio 1, famoso por sus tres torres, algo completamente inusual en el mundo maya, y que aún desconcierta a los arqueólogos.
Aunque no fue tan grande como Calakmul, tuvo su propia élite gobernante y templos que imitan el estilo Petén, como los de Tikal, a cientos de kilómetros de distancia.
A unos 60 kilómetros hacia el sur, se encuentra Calakmul, una de las capitales más poderosas del período Clásico maya. Este sitio, cubierto por la densa selva tropical, fue hogar de más de 50 mil personas en su apogeo y está rodeado por más de 6 mil estructuras arqueológicas.
Pero lo que hace a Calakmul aún más fascinante es su rol como rival directo de Tikal en Guatemala, con quienes sostuvo una guerra dinástica durante más de un siglo.
A diferencia de otros sitios turísticos, Calakmul permanece en un silencio sepulcral, sólo roto por el rugido lejano de un jaguar o los aullidos de los monos saraguatos. Y para el visitante curioso, aún se están descubriendo nuevas inscripciones y entierros reales, lo que sugiere que apenas estamos rozando la superficie de su historia.
Viajar a esta zona implica adentrarse en una de las reservas naturales más vastas y biodiversas de América: la Reserva de la Biosfera de Calakmul, Patrimonio Mixto de la Humanidad. Aquí cohabitan especies que ya casi no se ven en otros rincones del país, como el tapir, el ocelote, el águila arpía y cinco especies de felinos.
Esta es una de las pocas regiones donde el turismo aún no ha desplazado a la fauna. Pero cuidado: la carretera que lleva a la zona arqueológica de Calakmul parte desde Conhuas y puede estar plagada de baches y animales cruzando de madrugada o al anochecer. Se recomienda salir temprano, llevar comida, suficiente agua y tener gasolina suficiente, ya que no hay estaciones en el trayecto.
Otro detalle que muchos desconocen es que esta región está llena de sitios arqueológicos menores pero igual de intrigantes: Becán, con su foso defensivo único; Chicanná, cuya fachada con mandíbulas de monstruo sigue sorprendiendo a los visitantes; y Hormiguero, cuya entrada parece sacada de una película de ciencia ficción.
Todos ellos son accesibles desde Xpujil y rara vez están abarrotados, permitiendo una experiencia de conexión profunda con el pasado. Lo ideal es recorrerlos en días alternos, para evitar el agotamiento y tener tiempo de observar los detalles esculpidos en piedra con paciencia.
En cuanto al hospedaje, Xpujil ha crecido en los últimos años, y ya ofrece hoteles pequeños, posadas familiares e incluso eco-albergues que trabajan con comunidades mayas locales.
Algunos viajeros experimentados recomiendan quedarse al menos tres noches para aprovechar la región sin prisas, contratar guías certificados para entender mejor la historia de cada sitio, y sobre todo, apoyar el turismo sustentable que está ganando fuerza en la zona.
Las opciones gastronómicas son sencillas pero sabrosas: prueba los tamales de chaya, los guisos con achiote y el pozol frío para combatir el calor.
Explorar Xpujil y Calakmul no es simplemente visitar ruinas; es caminar entre árboles que han visto siglos de historia pasar en silencio, es mirar estelas erosionadas que aún conservan nombres de reyes olvidados, y es sentir el pulso de una civilización que desafió a gigantes como Tikal desde el corazón del sur de México.
Es un viaje que exige esfuerzo, pero que recompensa con una riqueza cultural y natural que ningún resort de lujo puede igualar.